Dharana

La ocupació en les tasques de la vida moderna sembla que ens treguin el temps necessari a les preguntes fonamentals de la existència: qui som? D’on venim? On anem?.

La desviació d’aquesta part més fonamental de nosaltres mateixos és la causa de l’aparició de la malaltia. Aquesta, sol ser la senyal que alguna cosa no funciona bé. La salut és l’estat original, i cuidar aquesta comporta assumir unes responsabilitats directament relacionades amb el fet de coneixer-se a un mateix.  No es tracta tan de saber com ens diem, on vivim i en que treballem, sinó de saber i entrendre que és el que És.

Tot i estructurar-nos en pobles i ciutats, països i continents, podem veure que vivim en un planeta que forma part d’un sistema solar, el qual és part d’una galàxia, part d’un univers, el qual és regit per unes Lleis Universals invariables en qualsevol dels seus infinits punts.

La natura mateixa es basa en aquestes lleis. La persona s’ha allunyat progressivament d’aquest ritme, i la societat ha estat capaç de generar-ne un altre amb unes altres lleis. Tot el que hem retrocedit en aquest aspecte ho hem avançat en altres, ¿però, és aquesta l’actitud més inteligent?.

La desorientació i desconeixença d’aquestes lleis universals és la causa principal de la desharmonia de la persona i l’arrel de la malaltia. A més desorientació més desgavell, fins al punt que l’home és capaç de crear les seves pròpies lleis per respondre i justificar els seus actes totalment desalineats del sistema real en el que viu: l’univers. Podem trobar moltes diferències entre molts homes del planeta, però a tots ens escalfa el mateix sol i estem sotmesos a les conveniències i lleis que aquest genera.

Una de les màximes del sistema del cos humà, que inclou part física, emocional i mental, és que s’ajusta a allò que rep. Aixi un cos que no es cuida tendeix a encarcarar-se progressivament, i unes facultats que no són entrenades tendeixen a la vagueria.

Ajustar-se al funcionament de les Lleis Universals és despertar unes estructures internes desconegudes per molts dels humans que habiten aquest planeta. Aquestes activacions procuren una major capacitat de mantenir la persona en la salut. Són canvis a tots els nivells: fisic, emocional i mental, el que constitueix una visió més àmplia d’un mateix i de la vida.

La majoria de les teràpies naturals i de les disciplines espirituals estan encaminades cap aquest objectiu de la millora de la persona i conseqüentment, la millora de la societat.

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Se dice que la Terapia vibracional será la medicina de la Nueva Era, pero decir eso, es dar a un tipo de terapia, una cualidad específica que determina un concepto infinito. ¿Es que existe algo que no vibre?, ¿hay algo que sea estático?.
Todo es energía y toda energía tiene una onda vibratoria, ya sea luz, sonido, ondas electromagnéticas, o cromáticas; congelada o cristalizada, la energía vibra; lo único que cambia es la forma con la que se manifiesta debido al tipo de onda vibratória.
Partiendo de esta base, es evidente que el cuerpo humano es así mismo energía en movimiento, las diferentes ondas de vibración producen en él percepciones y sensaciones. Más que en ningún otro campo, el axioma hermético de que “todo es mental”, cobra un especial vigor en la aplicación de esta medicina cuántica.
Todo el Universo vibra. La materia emite sonido, aunque se encuentre muy a menudo fuera de nuestro alcance de audición. Una célula vista en un microscopio, tiene una vibración permanente que emite un sonido imperceptible a nuestros oídos; nuestro cuerpo físico también vibra con diferentes sonidos generados por los átomos que los configuran, y que están en continua vibración radiando diferentes tipos de ondas.

El ser humano presenta una realidad vibracional rica y apasionante que va desde el ritmo de los órganos vitales hasta las emociones, pasando por la respiración y la actividad mental; cada capa o cuerpo sutil esta integrada en el todo de lo que realmente somos. La vibración del sonido aplicado a restablecer el equilibrio del cuerpo humano, cobra un interés especial.

En nuestro afán de unificar los conceptos referidos al hombre como un ser integral, compuesto por cuerpo, emoción y mente, recordemos que una de las leyes de la magia celtas asevera que “dos energías de diferente rango vibrando en proximidad no pueden mantenerse en diferencia de ondas por mucho tiempo. Siempre la más poderosa cambiará la vibración de la más débil hasta quedar igualadas”. Este axioma tiene una versión científica, y realmente eso es la base tanto de la medicina quántica como de la relación amorosa entre personas.

El ser humano, ante cualquier situación por mínima que sea, fija una actuación en su ordenador particular interno, que tras pasar la información por varios sectores la acumula finalmente en el subconsciente que vendría a ser el traductor de lenguaje a uno compresible por el individuo. La pauta, ya sea beneficiosa o errónea, queda fijada y a partir de ahí se manifiesta en actos, sentimientos o filosofía de vida. Ese es el origen de la mayoría de las enfermedades. Esas pautas, crean unos cortocircuitos energéticos o formas densas en nuestro cuerpo etérico, donde se acumula la energía vital del cuerpo, y de ahí se va trasmitiendo sin prisas pero sin pausas al resto de las envolturas que componen el aura para llegar finalmente al cuerpo físico en forma de enfermedad.

Por el proceso de “arrastre” se pueden cambiar los ritmos corporales. Es decir, la vibraciones rítmicas más fuertes de un objeto pueden “arrastrar” a las más débiles. Además, el sonido puede cambiar el ritmo de las ondas cerebrales, el latido del corazón y la respiración. Gracias a estas propiedades se puede hacer un empleo terapéutico de las ondas sonoras.

El efecto contrario es la disonancia. Esto se puede observar al analizar los diferentes sonidos del universo, sobretodo los que nos afectan más, aquellos cuya disonancia nos produce un efecto negativo. Sin embargo, este malestar tiene una función de diagnóstico, ya que ayuda a detectar el tipo de bloqueo existente y el estado emocional que lo acompaña. Es decir, la disonancia empuja el problema hacia la superficie y, de ese modo, se abre el proceso curativo al aplicar el sonido armónico.
Desde que el físico alemán Hans Jenny publicó sus descubrimientos basados en la investigación de los efectos de ondas de sonido sobre diferentes materias, y comprobando la variación de la organización de sus partículas que formaban diferentes figuras geométricas, la ciencia del sonido ha probado fehacientemente, que cualquier sonido cercano al organismo humano, originará un cambio físico en el interior del organismo y sus campos electromagnéticos.
Es ahí donde interviene la medicina vibracional en cualquiera de sus formas y entre ellas, esta vez nos referiremos al sonido, sin olvidar que además de ésta, hay otras terapias integradas en el sector vibracional.

Desde el siglo pasado sobre los años 30 se viene realizando todo tipo de experimentos del sonido sobre objetos y entre ellos el cuerpo humano. De hecho, hace ya tiempo que la ciencia ha comprobado los efectos que sobre diferentes ondas cerebrales produce una determinada musica, consiguiendo sensaciones de tranquilidad, capacidad de concentración o creando la necesidad de la acción.

Amelia Lamaignere